Después de quedar fácilmente primero de grupo, al Barcelona le tocó el Chelsea en los octavos de final de la Champions Leauge, el rival más duro que le podía tocar. Messi se había recuperado recientemente de una distensión muscular en el muslo que le dejó fuera de juego durante 10 días, así que probablemente no estaba ni siquiera al 100%, pero aun así empezó aquel 22 de febrero de 2006.
En sus primeras acciones del partido, consiguió un disparo a puerta que salvó Cech, ganó una falta, robó un balón a Lampard e hizo un gran pase en el área que no acabó convertido. Más tarde recibió una brutal falta en la rodilla por parte de Del Horno que ni siquiera fue pitada por el árbitro, pero más tarde se hizo justicia, ya que Del Horno le volvió a placar y esta vez recibió la tarjeta roja. A pesar de estas constantes agresiones contra él, se mantuvo firme en el juego.
En la segunda parte, primero hizo un disparo a puerta, luego un buen pase dentro del área que no encontró a nadie, un disparo que dio en el larguero, y luego recibió una falta dentro del área de Terry no pitada. Evidentemente, a pesar de que el árbitro no estaba de su parte, fue el mejor jugador sobre el terreno de juego, y posteriormente recibió grandes elogios de múltiples medios de comunicación en relación con su actuación.
Después, estuvo en el Equipo del Mes de la ESM, en el Equipo de la Temporada de la ESM, ganó el premio al Jugador Joven del Año de la FIFPro, el premio al Jugador Joven del Año del Fútbol Mundial, fue nominado al Premio Laureus World Sports a la Revelación del Año y, lo que es más importante, fue nominado al Balón de Oro 2006, donde alguien le votó como el 4º mejor jugador del mundo por detrás de Cannavaro, Buffon y Henry, todo un logro y una prueba de que la gente ya le veía como uno de los mejores jugadores del mundo en ese momento.
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